En un mercado que se mueve cada vez a mayor velocidad, con más actores, impactos, publicidad… hay un arma de doble filo: puedes llegar a todo el mundo muy rápido, pero también pueden cansarse de una estrategia o de ti a la misma velocidad.
Lo que fue nuevo ayer, puede ser “otro más” mañana. La gente se acostumbra a todo antes porque recibe más impactos de lo mismo y ese proceso, en el que te metes sin darte cuenta, se llama habituación.
Hablemos de él, cómo no formar parte del mismo e innovar en un mercado donde parece que todo está inventado.
El mayor problema que tiene un negocio o emprendedor es… no saber ni cuál es el problema que tiene que solucionar.
Comienzas a intentar “reparar” lo que supuestamente está roto, te compras un curso de esto, un libro de aquello y al final acabas en el mismo sitio o incluso peor, ya que estás más perdido que antes.
¿Cómo puedes saber qué arreglar? ¿Dónde puedes encontrar un “orden” para saber por dónde empezar? Hablamos de ello en este episodio, donde te cuento la metodología de Mike Michalowicz para diagnosticar un negocio y saber cómo arreglarlo, sin importar si estás empezando o llevas 10 años en el mercado.
Cuando trabajas como autónomo los límites se difuminan, las horas pasan sin que te des cuenta y el mundo parece “necesitar” de tu presencia constante todo el día, desde la noche hasta la mañana.
Por otro lado, también hay tendencias, cambios, nuevas herramientas, nuevos formatos, nuevas redes sociales y nuevos “de todo” que hay que comenzar a trabajar porque “si no te quedas atrás”. “¿Cómo no vas a hacer esto?” o “¿no estás ya en tal red social?” son el pan de cada día.
Si tú no pones esos límites, decides qué quieres y qué no, cómo gestionar tu trabajo y tu vida… otros pondrán esos límites, decidirán qué tienes que hacer y cómo tienes que trabajar.
Por eso yo tengo una lista de innegociables, unos límites donde digo “por aquí no paso”.
Te explico cómo la construí, por qué y cómo puedes hacerlo tú.
Una promesa en marketing es una especie de contrato: cuanto más prometas, más obligaciones tienes.
Sin embargo, si prometes poco y no llamas la atención, pones “tan poco” de tu parte que no llamas la atención ni generas ventas del producto o servicio.
¿Dónde está la frontera? ¿Cuánto se puede prometer? ¿Qué no se debe hacer o en qué momento “te pillas los dedos con la puerta”?
Te cuento mi opinión en este nuevo episodio de The Conversion Show.